14 noviembre 2013 / 4 enero 2014
Material / inmaterial
Marlborough Madrid, 2013
Desde que Pablo Armesto (Schaffhausen, Suiza, 1970) presentó sus primeras obras con Marlborough, el trabajo de este joven artista español ha seguido evolucionando sin prisa y sin pausa, fiel a sus premisas éticas y estéticas. En 2012 tuvo ocasión de divulgar su Blanca Luz en dos pequeñas exposiciones individuales organizadas por la galería en sus espacios de Madrid y Barcelona participando, además, en varias colectivas. Ahora, en la sala principal de Madrid, Marlborough patenta su proyección con una gran muestra individual que confirma su buen hacer, su carácter experimental y su sutil búsqueda plástica. Esta nueva exposición de Armesto incorpora los lenguajes de la escultura y la pintura a esa mágica inmaterialidad que se deriva de la energía lumínica, elemento esencial que aquí se manifiesta en matices expresados mediante diversas temperaturas del color, y en múltiples soportes (neopreno, cristal, pvc, vinilo, alambre…) cuya conjunción técnica, formal y poética desarrolla, una vez más, un conjunto plenamente expresivo, transmisor de fuerzas convergentes. La luminiscencia se consigue mediante sistemas de leeds y fibra óptica, combinados con madera y metales lacados que generan sedosas texturas.
La exposición está formada por 27 obras, de las que 3 piezas son exentas. El resto se brinda para la instalación sobre pared, como en las series “Urbis” y “Tramas”, y también hay otros formatos de mayor énfasis lírico, como la serie denominada “Líneas de luz” cuyos títulos parciales (“Borrina”, “Negro Azabache”, “Caliza”, “Trayectos”, “Tierra-aire”…) aluden a sugerencias extraídas de la naturaleza cercana al autor, con emotivos guiños a las tierras norteñas. Esas luces también son generadoras de sombras («la belleza nace de las sombras en lugares insignificantes», decía Tanizaki). Los procesos de deconstrucción de la experiencia remiten a Wittgenstein, y la consciencia de la oscuridad a Carl Jung, otros faros de este entusiasta artista.
Hay el conjunto expuesto gran variedad de gestos, guiños cómplices al espectador, enredos visuales que viajan del blanco más puro a otras fases cromáticas intermedias, entre negros o grises más o menos sombríos. Cualidades tactiles, donde la arquitectura y la luz hacen converger la biología, la historia y la tecnología, la tradición y la contemporaneidad, la memoria y el lugar, empleando la idea de camino como metáfora de vida, eje de estas experimentaciones que albergan una hermosa memoria simbólica.
Ángel Antonio Rodríguez
(Extracto del catálogo de la exposición)